No seas cobarde

Una vez, dos pájaros coincidieron en una misma rama. Uno le contaba al otro los países que había recorrido, los lugares donde había hecho nido y los proyectos que tenía de visitar otros lugares.

El otro le respondió:
—¡Tonterías! Yo nunca me he movido de casa. ¡Estoy tan bien aquí! ¡Tengo un nido tan cálido y confortable! No deseo nada más.

Mientras hablaban, llegó una fuerte ráfaga de viento y el nido quedó hecho pedazos. El pájaro se puso triste y acobardado. No se atrevía ni a mirar al otro por vergüenza.

Su compañero le dijo:
—¡No tengas miedo! Por más fuerte que sea el viento, debes volar, llenar tus pulmones de aire transparente, conocer mundos nuevos, otras formas de vida, construir nuevas ilusiones. No te desanimes por un infortunio momentáneo. Siempre tendrás una nueva oportunidad.

El pájaro viajero contagiaba la alegría de vivir a su compañero. Ambos emprendieron un vuelo lleno de esperanza sin preocuparse demasiado de dónde harían su nido al día siguiente.