El zorro mutilado

Un hombre que se paseaba por el bosque se topó con un zorro que había perdido las patas. Se preguntaba cómo había podido sobrevivir en esas condiciones. Entonces vio llegar a un tigre con una presa en la boca.

El tigre ya se había hartado, y dejó el resto en el zorro.

Al día siguiente, gracias a la providencia, Dios volvió a alimentar al zorro por medio del mismo tigre.

Aquel hombre empezó a maravillarse de la bondad de Dios y se dijo a sí mismo:

—Me quedaré en un rincón, confiando plenamente en el Señor, y él me dará todo lo que necesito.

Así lo fue haciendo durante muchos días, pero no pasaba nadie y el pobre hombre estaba ya a las puertas de la muerte, cuando escuchó una voz que le decía:

—¡Oh tú, que te encuentras en la senda del error, abre los ojos a la Verdad! Sigue el ejemplo del tigre y deja ya de imitar al pobre zorro mutilado.

Por la calle vi a una niña temblando de frío y con pocas esperanzas de conseguir comida. Me enfadé y dije a Dios:

—¿Por qué estas cosas permites?

Durante un rato, Dios se mantuvo en silencio. Pero aquella noche, de repente, me respondió:

—Puedes estar seguro de que he hecho algo. Te he hecho a ti.

ANTHONY DE MELLO