"Esta mañana tuve la impresión de que Dios me hablaba a través de un niño. Un grupo de alumnos de un centro específico vino a verme, acompañados por su profesora de religión. El centro se encuentra en un barrio con fuerte presencia de inmigrantes. Había alumnos de diversas razas. Antes de reunirme con los estudiantes, la profesora me habló de uno de ellos en particular. Llamémoslo Pau. Nunca conoció a su padre; no se sabe quién es. Su madre falleció repentinamente hace poco. Pau se ha quedado sin padres; no tiene abuelos, no tiene parientes. Está acogido en un centro de Cáritas. Con doce años, repite a menudo:

'¡No tengo a nadie! ¡No tengo a nadie!'.

En clase, la profesora les explicó que Dios es Padre y que nos ama como un Padre. Pau preguntó: 'Entonces, ¿Dios también me ama como un Padre?' Ante la respuesta afirmativa, se quedó mirando fijamente a la profesora y exclamó:

'Entonces, ya tengo a alguien'.

Al terminar la reunión con el grupo, me acerqué solo a él, porque quería hablarme de su bautismo. Quiere recibir el bautismo para saberse, con toda propiedad, hijo de Dios.

RICARD M. CARLES, CARDENAL EMÉRITO DE BARCELONA"