Volver a nacer

Sucedió en Berlín, durante la Segunda Guerra Mundial, en los últimos días del asedio de los aliados. En un sótano oscuro, un médico, como puede, sin ningún recurso, cuida de los heridos que le llevan. A una mujer le debe extraer un trozo de metralla, sin anestesia, porque no queda. Durante toda la operación, la mujer no emite ni un gemido.

—¡Qué fortaleza! —dice admirado el médico.

—No es fortaleza, es que no he querido asustar a mi hijo —responde la mujer.

Y señala con una leve indicación de la cabeza a un niño de tres años que duerme plácidamente.

No era fortaleza, era algo aún más noble: amor de madre, amor que convirtió a una mujer hambrienta, débil y atemorizada, en una mujer fuerte, en una mujer nueva.

El amor que nos viene de Dios puede hacernos "hombres nuevos". Por la resurrección, Cristo nos otorga la capacidad de llegar a ser "hombres nuevos", con unos nuevos sentimientos y una nueva moral, con una nueva forma de ver las cosas y con un nuevo compromiso.