Un predicador londinense se hallaba hablando al aire libre en el Hyde Park como suele hacerse allí. En medio de su discurso le interrumpió un individuo despeinado y sucio diciendo:
- La Iglesia existe desde hace ya dos mil años y el mundo está lleno de ladrones, adúlteros, asesinos...
- Tiene usted razón - respondió el predicador-. Pero también hace dos mil años que existe el agua y mire como tiene usted el cuello.
Efectivamente, dentro de la Iglesia hay, ha habido y habrá malos cristianos pero esto no sirve para justificar nuestra debilidad o cobardía. Que haya personas que dan la espalda al proyecto de Dios sobre los hombres no debería ser una excusa para que yo no me comporte como debo hacerlo según el Evangelio. Porque también hay muchas personas que se han lavado en el agua purificadora de la Palabra de Dios y su existencia se ha transformado.