La cepa y las sarmientos

La comparación que Jesús inventó para que entendiéramos que debíamos vivir unidos a Él y entre nosotros fue la del cepo y las ramas. Lo explico a mi manera:

"Ustedes son como las ramas de un árbol, y yo soy el tronco", decía Jesús. ¿Qué le pasaría a una rama que quisiera vivir sola y se separara del tronco? Pues que no viviría mucho tiempo, ya que el sol la secaría. Y una vez seca, el dueño la arrojaría al fuego. Las ramas, para seguir vivas, deben estar unidas al tronco, que es quien les proporciona la savia. Ninguna rama tiene savia por sí misma".

A nosotros nos pasa algo similar. Para seguir amando y viviendo el amor de Jesús, debemos estar unidos a Él, porque, ¿cómo puedo amar si no recibo amor? Nadie puede dar lo que no tiene. Y el amor es un producto de Dios que se da generosamente a aquellos que estamos unidos a Jesús y entre nosotros.