Cuatro bueyes grandes y fuertes se hicieron amigos y prometieron amistad para siempre. Iban juntos a pastar en los prados, se defendían mutuamente de los enemigos y vivían unidos.
Un lobo, al ver que no podía devorar a ninguno de ellos, ideó un engaño para sembrar la desconfianza entre ellos y lograr que se separaran. Les dijo a cada uno por separado que los otros se burlaban de él cuando no estaba presente.
De esta manera, logró su objetivo y las sospechas y el recelo crecieron, naciendo la desconfianza. A partir de entonces, cada uno empezó a ir solo a buscar pasto por su cuenta, evitando encontrarse con los demás.
Entonces, el lobo los fue cazando uno por uno. Cuando hirió al último, escuchó cómo decía:
—"Seguramente morimos por nuestra culpa, por creer los malos consejos del lobo; si hubiéramos permanecido unidos, de ninguna manera el lobo habría podido contra nosotros".