La visitación

El ángel Gabriel se guardó para el final otra noticia. Esta nueva no era sobre mí misma, pero era como si lo fuera. Era sobre una prima mía llamada Elisabet. Ella y yo nos queríamos mucho. Sin embargo, nos veíamos poco, porque ella vivía lejos, en la montaña. Elisabet estaba casada con Zacarías y ambos eran ya muy mayores, podrían haber sido abuelos. Pero no habían tenido ningún hijo y ahora habían perdido incluso las esperanzas de poder tener alguno. Así que Gabriel me dijo:

—Elisabet, tu prima, también va a tener un hijo. La gente decía que no podía tener hijos; pero para Dios nada es imposible.

El Señor sabía que esta noticia me haría muy feliz, porque cuando una persona ama a otra, busca darle aquellas cosas que sabe que la harán más feliz. ¡Elisabet también será madre! ¡Qué alegría!

Después de decir al ángel que el Señor podía contar conmigo, este desapareció. Ya os lo contaré el próximo día.