Hoy he querido hacer un experimento en clase. Es un experimento sencillo, sin complicaciones. Lo he anunciado a los alumnos y se han puesto a la expectativa. Con calma y con un poquito de misterio he cogido un folio blanco, he pintado un punto negro en el centro y lo he mostrado a los alumnos.
- ¿Qué veis aquí?, les he preguntado.
- Un punto negro, me han respondido al unísono.
-¡No!, les he dicho. Aquí hay una hoja blanca que tiene un diminuto punto negro en el centro, pero lo importante es la parte blanca.
Como no han entendido casi nada les he explicado la situación.
En efecto, me parece curioso que a los niños y niñas les llame la atención el puntito negro y no les llame la atención el gran espacio blanco del folio. Eso nos pasa a todos. Y no sólo con el folio.
Normalmente vemos con más facilidad los defectos o errores que tienen los compañeros de clase, pero nos cuesta ver la bondad enorme que guardan en el corazón.
Y ahora os doy un consejo: cuando veáis alguna cosa que no os gusta de otro, en vez de juzgarlo, pensad en el folio blanco. Ya sé que me entendéis.