“No niegues un favor a quien tenga derecho si está en tus manos concedérselo.
Si tienes, no digas a tu prójimo: “Vuelve otro día, mañana te daré”.
No maquines contra tu prójimo, mientras vive a tu lado confiado.
No pleitees con un hombres sin motivo, si no te ha hecho ningún mal.
No envidies al hombre violento, ni imites su conducta,
Pues el Señor, aborrece al perverso, y da a los rectos la confianza.
El Señor maldice la casa del malvado, y bendice la morada de los justos;
puede burlarse se los arrogantes, pero concede su favor a los humildes.
La herencia de los sabios es el honor, Pero los necios acumulan deshonra”.