El Señor quería que entendieran, sin alarmarse, la situación de tensión espiritual que debe vivir el hombre, y por eso les propuso esta comparación:
—El otro día vimos cómo descargaban de un remolque un gran globo. Era un fardo pesado, cubierto todo él por una muchedumbre de cuerdas, anillas, cesto, sacos y no sé cuántas cosas más. Hoy hemos visto elevado, por encima de ese supermercado, un globo cautivo. Parecía increíble que algo tan pesado estuviera estirando hacia arriba con tanta fuerza. Esto era posible por el impulso ascensional del gas que lo llenaba.
—Pasa algo parecido con el hombre que, desde que pecó, es pesado, pero al recibir mi Espíritu, siente un impulso interior que le invita a crecer ya mejorar. Hay que dejar actuar la gracia, sin olvidar que en el propio interior hay un peso muerto, unas malas tendencias, que intentan por sí mismas devolver al hombre a la situación de debilidad.
Pero mi Espíritu, nunca lo olvide, es superior al pecado original.
P.-J YNARAJA DÍAZ