Lo que importa no es el exterior, sino el interior

Un niño de color, en una feria de pueblo, contemplaba extasiado a un vendedor de globos, el cual, en un momento determinado, para atraer posibles compradores, soltó uno de color rojo que se elevó hacia el cielo.

Luego soltó uno azul, uno amarillo y después uno blanco. Los tres globos se elevaron hasta confundirse en la lejanía con el azul del cielo. El niño solo tenía los ojos puestos en un globo de color negro que el vendedor nunca soltaba.

Finalmente, se decidió a preguntar:

—Oiga, señor, si soltara el globo de color negro, ¿subiría tan alto como los demás?

El vendedor sonrió complaciente, soltó el cordel del globo negro y, mientras se elevaba, dijo:

—Hijo mío, no es el color lo que hace subir el globo hacia el cielo, sino lo que lleva dentro.

CADA MAÑANA, 5 MINUTOS DE REFLEXIÓN. LA SALLE