Me llamo María Inmaculada

Soy María, vuestra madre. Os hablo desde el cielo. Pero no penséis que el cielo está allá arriba. No. El cielo está en todas las partes donde la gente se quiere.

Mi nombre, como sabéis, es María, pero también me llamo Inmaculada. Todos los nombres significan algo: Emmanuel significa "Dios está con nosotros",  Teófilo, "amigo de Dios", Ángel, Amensajero o enviado de Dios." ¿Sabéis lo que significa Inmaculada?

Pues significa "que tengo un corazón limpio y puro, sin ninguna mancha ni defecto." Me llaman así porque en mi corazón no hay ningún mal. Entre Dios y yo no ha habido nunca ningún obstáculo, ni muro, ni puerta cerrada que no le dejara pasar. Entre Dios y yo ha habido, desde la eternidad, un camino limpio y puro.

Desde el principio Dios me mantuvo Inmaculada y yo sé que la luz no se atrapa; sólo puede uno dejarse atrapar por la luz. Cristo es la luz, la luz de la Resurrección. Esta luz se ve reflejada en la frente de cada uno de los creyentes, los cuales, todos juntos, formáis la gran familia de la Iglesia. Por eso yo también soy Madre de la Iglesia.

Cristo empezó a vivir en mis entrañas desde el anuncio del ángel, y yo empecé a darle vida. Entre los dos sólo corrían ríos de sangre y de amor. Ahora Cristo vive en cada uno de vosotros porque habéis nacido a la fe mediante el bautismo. Yo, junto a él, también vivo en vosotros dándoos vida, dando fortaleza a vuestra fe.