Apenas ponemos atención en ello, pero al terminar el día, todos nos hemos hecho un montón de preguntas.
Quien anda perdido pide a alguien que le indique una dirección. En el colegio pedimos al profesor que nos explique lo que no entendemos. Un enamorado suele preguntar a la otra si le ama. Pedimos permiso a los papás para salir, para llegar tarde, para comprar tal cosa...
Pedimos si podemos ayudar a uno en un problema. Preguntamos qué hora es o en que día estamos.
Preguntar es una forma sencilla de entablar una relación.
Cada noche, sin embargo, deberíamos preguntarnos a nosotros mismos qué hemos hecho para mejorar nuestra vida, nuestro grupo, nuestra sociedad.
Y cada mañana deberíamos preguntarnos qué debemos hacer para conseguirlo.