José fue llevado a Egipto. Allí le acusaron de haber cometido un robo que no había hecho y fue a parar a la cárcel. Fueron unos años muy duros, pero Dios estaba con él y encontró a unas personas que le contaban sus sueños y él interpretaba lo que querían decir. Un día el Faraón tuvo un sueño que nadie supo interpretar y eso le preocupaba. Había soñado que cerca del río Nilo había siete vacas gordas pastando. De repente, aparecieron siete vacas secas que se comieron las gordas. El rey se despertó sobresaltado y llamó a los sabios para saber el significado de lo que había soñado, pero no lo supieron. Alguien comunicó al rey que en prisión había un preso llamado José que interpretaba los sueños. El rey ordenó que le llevaran a su presencia. José le dijo:
—El sueño significa que durante siete años el país vivirá muy bien y habrá todo tipo de productos en abundancia, y que después vendrán otros siete de gran hambre y penuria.
José le dijo también qué habría que hacer para guardar el grano que sobraría los años de abundancia para sacarlo después cuando vendría el tiempo de hambre y penuria y así el pueblo no lo pasaría mal.
El rey dio las gracias a José, le nombró primer ministro y le dio una casa y muchos criados. José vivió feliz haciendo el bien a los egipcios.
TU PRIMERA BIBLIA (ED. EDEBÉ)