Estas serán mis últimas palabras que escucharéis: por lo tanto, meditad sobre ellas. Mi vida ha sido muy feliz y desearía que lo mismo se pudiera decir de cada uno de vosotros.
Creo que Dios nos ha puesto en este mundo para que seamos felices y disfrutemos de la vida. Pero la felicidad no proviene de la riqueza, ni de tener éxito, ni de complacerse a uno mismo. Un paso hacia la felicidad es cuidar de uno mismo y fortalecerse desde la infancia, para poder ser útil y alegre al llegar a ser adultos... Mirad siempre el lado positivo de las cosas y no el negativo.
Pero la verdadera manera de obtener la felicidad es haciendo felices a los demás. Procurad dejar el mundo en mejores condiciones de las que encontrasteis. De esta manera, cuando llegue vuestra hora de morir, podréis hacerlo felices porque al menos no habréis perdido el tiempo y habréis hecho todo el bien que estuvo a vuestro alcance. ¡Que Dios os ayude!
Vuestro amigo,
BADEN-POWELL, FUNDADOR DELS ESCOLTES