"La pequeña semilla

Había una vez una pequeña semilla. Era terca. Nunca había logrado dar fruto. Pero ella, a pesar de todo, cada año pedía esto al sembrador:

—¿Por qué no me siembras como el año pasado, me riegas un poco más y me haces morir? Verás cómo este año daré fruto.

El sembrador le hizo caso, la llevó al campo y la sembró. Pero resulta que los años eran cada vez más difíciles para la pequeña y terca semilla: la lluvia no caía a su tiempo, el frío cerraba con una costra de hielo la tierra y la semilla no podía asomar. Y la semilla quedaba bajo tierra, sin esperanza, hasta el año siguiente.
Pasó el tiempo y el sembrador, al llegar el verano, volvía a tomar la semilla, la doblaba, la limpiaba y la guardaba en el granero, esperando el otoño.

Un día, el sol salió más radiante que nunca y, sentado en la cima de la colina, contempló cómo la pequeña y terca semilla salía por encima de la costra de hielo, primero un bracito, luego otro y finalmente su cabecita redonda, e incluso estrenaba un bonito vestido dorado...

Cuando al día siguiente el sembrador fue a dar una vuelta por su campo, miró en silencio esa maravilla y, secándose unas lágrimas, dio gracias al cielo.

EXTRAÍDO DEL LIBRO "TÓMATE TU TIEMPO", pág. 45