El Apóstol de la Sagrada Familia

El Padre Manyanet quedó huérfano de padre cuando era pequeño. Sintió en su propia carne el dolor de su ausencia. Es por eso que siempre tuvo una preocupación especial por las familias.

La mayoría de nosotros tenemos una familia completa y no valoramos lo que tenemos. Otros no, como el Padre Manyanet. Él encontró un padre en el cielo y dedicó todo su entusiasmo y su vida para que todos se enteraran.

Todos somos miembros de una familia llamada Iglesia. Todos somos hermanos de Jesús e hijos de la familia de Jesús: de José y María. Pero solo aquellos que hacen todo lo posible por su familia humana, con su comportamiento, son dignos de ser hermanos de Jesús. El Padre Manyanet lo sabía y nos lo dejó escrito.