Poco a poco, casi sin darnos cuenta hemos llegado a la Semana del P. Manyanet. Todos los colegios estamos de fiesta y organizamos alguna actividad para recordar que el P. Manyanet, un 17 de diciembre, se fue a vivir con la Sagrada Familia.
Como ya sabéis, los restos del P. Manyanet se encuentran en la capilla del Colegio Jesús, Maria y Josep de Sant Andreu (Barcelona). Pero una parte del P. Manyanet sigue con nosotros, en cada piedra y en cada corazón de todos los que nos educamos en las escuelas por él fundadas.
El P. Manyanet murió en tiempos de Adviento porque fue una persona que esperaba a Dios y no le esperaba cruzado de brazos, sino trabajando con alegría para que Dios estuviera presente en el mundo. Amaba a todo el mundo y quiso fundar unas escuelas para que los niños de su tiempo y los de nuestro pudieran aprender a amar. ¿Por qué? Porque el amor es lo único que vale la pena y porque sabía que Dios ama al mundo a través de nuestro corazón.
¿Cómo podemos ser fieles al P. Manyanet? Muy sencillo: ayudando a hacer feliz la nuestra familia. Esto significa que cada vez que hacemos algo que no les gusta, estamos haciendo que los demás se entristezcan y no sean felices. Estamos fallando. Hay que hacer el bien, debemos ser buenos. Hay que sembrar paz y no peleas, sonrisas y no llantos, colaboración y no pereza. Así de sencillo. Y seremos buenos alumnos del P. Manyanet.