Una ostra dijo a su vecina: "Siento como un gran dolor dentro de mí. Es como un peso que llevo dentro y que me está dejando totalmente agotada". Y la otra, como alegrándose del mal de su compañera, le contestó: "Gracias al cielo y al mar, yo no siento ningún dolor. Estoy muy bien, y me noto bien sana por dentro y por fuera". En ese momento pasaba por allí un pacífico cangrejo que escuchó la conversación de las dos ostras. Y le dijo a la que se sentía sana por dentro y por fuera: "Sí, ciertamente. Tú estás bien, y te notas sana por dentro y por fuera. Pero el dolor que tu compañera lleva en su interior, dentro de poco será una perla de una extraordinaria belleza". Las cosas que merecen la pena a veces suponen esfuerzo. Pero no por eso debe renunciarse a ellas. El fruto que después conseguimos nos llena de alegría.