El juego de damas

El juego de damas es un juego muy sencillo, seguro que todos lo conocéis. Se trata de un tablero dividido en casillas de dos colores: casillas blancas y casillas negras. Para jugar, se necesitan unas fichas redondas del mismo color que las casillas y dos personas dispuestas a estrujarse el cerebro para conseguir llegar a la parte contraria de donde se está situado y hacerlo antes que el contrario. Hay unas normas que hay que cumplir y sin trampas. Son normas muy sencillas y básicas que se podrían resumir en tres:

—Primera: hay que llegar al otro lado.

—Segunda: hay que avanzar de casilla en casilla.

—Tercera: no se puede retroceder.

Hasta aquí todo bien y no me he equivocado, ya lo sé. Pero, ¿os habéis dado cuenta de que estas normas son útiles para la vida? Explico:

—Primero: nuestra vida un día llegará a la orilla de Dios.

—Segundo: debemos avanzar poco a poco, sin prisa. Cada día un pequeño esfuerzo para superarnos. ¡Haciendo siempre el bien, está claro!

—Tercero: no debemos retroceder nunca, no podemos lamentarnos si un día fallamos y lo hacemos mal, porque todo tiene remedio. Debemos ir siempre hacia adelante con la cabeza bien alta y corrigiendo los errores que podamos cometer.

Y Dios nos espera con las manos abiertas al otro lado del tablero.