El pan es la cara de Dios

Una vez que los granos de trigo son recogidos se produce un proceso singular: primero los hombres lo muelen hasta convertirse en harina, después la harina se amasa, se pone en el horno y se convierte en pan redondo y calentito. Más tarde ese pan llega a la mesa de cualquier familia y se comparte entre todos. Cuando se come, el pan se hace energía en nuestro interior para que podamos seguir viviendo. O sea, que el pan acaba produciendo vida en nosotros. Punto.
El pan es la cara de Dios. ¿Por qué pensáis que Jesús eligió el pan para la misa?. Pues por todo lo que he dicho: el pan significa vida, esperanza, unidad. Es un producto de la naturaleza, pero también del trabajo del hombre que lo elabora y de Dios que hace que se produzca el nacimiento de la espiga. Dios, el hombre y la naturaleza. Todos actúan en el pan y a todos nos representa el pan. Por eso Jesús se presenta en forma de pan, para alabar y unir en él a la naturaleza, a los hombres y a Dios. Eso es la misa y la primera comunión. Y la segunda y la tercera y todas, claro está.

Dios es el pan que se come y se transforma en energía del alma, para que ésta no sea flacucha y débil, sino para que tenga vida. Y como la espiga, Dios es alegre, redondo y bueno.

Y todos aquellos que hacen la comunión han de ser alegres y buenos. Como el pan. Y vivir unidos como la familia en torno al pan. Y compartir como se comparte el pan.

El pan, recordadlo, es la cara de Dios