Pasados unos meses, mi prima tuvo el hijo esperado.¡Menudo trajín los días después de su nacimiento!.. porque, claro, lo que pasa, Zacarías e Isabel eran gente conocida en su pueblo y la noticia corrió como el viento. Todos compartían su alegría. Y como siempre, había que buscarle un nombre. Algunos decían:

-"Se llamará como su padre, o sea, Zacarías".

Otros contestaban:

-“quita hombre, les vas a poner al chiquillo un nombre así...” Isabel, en cambio, decía: "Se llamará Juan". Los familiares casi la arman, porque nadie se había llamado así entre los antepasados. Pero mi prima, erre que erre: "Se llamará Juan".

Y se llamó Juan. Cuando ya todo estaba acabado volví a Nazaret. En las entrañas y en el alma notaba yo a mi hijo. Y soñaba que lo tomaba en brazos, tan pequeño, sonriendo, jugando... y lo mecía en el corazón mientras le hablaba y le decía piropos.