2 de junio de 1537. Roma: Con fecha de 2 de junio apareció en la ciudad de Roma un documento (bula) firmado por el papa Paulo III. En el mismo se afirmaba que los indígenas habitantes de América eran personas.
Aunque parezca increíble, durante varias décadas, se dudó si realmente los habitantes de las regiones descubiertas en el nuevo mundo, eran seres racionales, dotados de inteligencia y razón. Varios conquistadores lo habían puesto en duda y argumentaban su posición haciendo referencia a las extrañas costumbres y rituales que tenían. Muchos conquistadores les consideraban como animales dotados de lenguaje.
El tema en cuestión tenía un trasfondo económico, aunque parezca mentira: Si estos seres eran declarados no-racionales, según el derecho que estaba vigente en España, no podían poseer bienes. Ello interesaba a los conquistadores que sólo se movía por el afán de acumular riqueza. Si estos seres no eran personas, no podían disponer del oro que se hallaba en sus territorios. Afortunadamente, triunfaron aquellas tesis que reconocían a los indios como personas iguales a las europeas. Pero la explotación siguió adelante, a pesar de la Bula de Paulo III.
Años más tarde Fray Bartolomé de las Casas, levantará su voz en favor de los derechos de los Indios, constituyéndose en uno de los principales defensores de los Derechos Humanos y la tolerancia. Aunque estas afirmaciones parezcan perdidas allá en el siglo XVI, no se hallan tan lejanas. Hoy en día se reconoce la igualdad legal a todas las personas... pero en la práctica sigue existiendo abismales diferencias entre los habitantes de la Tierra.