Felipe era galileo de Betsaida, junto al lago de Genesaret. Jesús le dijo: “Sígueme”. Y no hizo falta más, fue un discípulo fiel, que se fió de la Palabra del Maestro y supo estar en su puesto de apóstol desde el primer instante, llevando a la gente hacia el conocimiento y el amor a Jesús.
Santiago, es apodado “el menor”, no porque fuera pequeño, sino para distinguirlo de Santiago, el hermano de Juan, que llegó al colegio apostólico antes que éste. Presidió la comunidad de Jerusalén con cierto carisma, y por eso le llamaban el Justo. Supo poner su buen juicio en el primer concilio de Jerusalén. Escribió una carta que se conserva en la Biblia como un tesoro. Es durísimo cuando habla sobre relaciones sociales. Lo mataron lapidado en el año 62.
Felipe predicó en Frigia y murió en Hierápolis crucificado cabeza abajo. Los trajeron a la vez a Roma en el siglo VI, y por este hecho celebramos su fiesta y recuerdo juntos.