Romanos 12, 4-11: Los dones del Espíritu

"Os digo, además, a todos y cada uno, de vosotros, en virtud de la gracia que Dios me ha confiado, que no os estiméis más de lo debido; que cada uno se estime en lo justo, conforme al grado de fe que Dios le ha concedido. Porque así como en un solo cuerpo tenemos muchos miembros y todos los miembros tienen una misma función, así también nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo al quedarnos unidos a Cristo, y somos miembros los unos de los otros. Puesto que tenemos dones diferentes, según la gracia que Dios nos ha confiado, el que habla en nombre de Dios, hágalo de acuerdo con la fe; el que sirve, entréguese al servicio; el que enseña a la enseñanza; el que exhorta, a la exhortación; el que atiende, con solicitud; el que practica la misericordia, con alegría. Que vuestro amor no sea una farsa; detestad lo malo y abrazos a lo bueno. Amaos de verdad unos a otros como hermanos y rivalizad en la mutua estima. No seáis perezosos para el esfuerzo; manteneros fervientes en el Espíritu y prontos para el servicio del Señor."