San Vicente Ferrer, Predicador. (1350 - 1419)

Era valenciano.  A los 20 años profesó en la orden de los dominicos y empezó a enseñar en las universidades más famosas: Barcelona y Paris. Su vida era la ciencia eclesiástica, y a pesar de todos sus éxitos, aquello le parece poco. Entonces cambió la cátedra por el púlpito. Los reyes le hicieron su consejero, y el cardenal Pedro de Luna le lleva consigo a Aviñón. Tras pasar unos años trabajando con el papa,  Benedicto XIII le concede permiso para marchar a misiones.

Y aquí empieza su verdadera vida como orador sagrado. El ambiente social  estaba muy revuelto: cismas, herejías, crisis políticas, plagas mortales, terrores milenarios. Contra todo eso arremetía Vicente. Recorrió Aragón, Cataluña, Francia, Italia y Suiza. “Son increíbles las ocupaciones que llenan mi vida. A veces tengo que predicar 2 y 3 veces después de celebrar misa. Los sermones los tengo que preparar en los caminos”. Era la voz más autorizada de la cristiandad y a su palabra añadía numerosos milagros.