Pompeyo trasladó muchos judíos a Roma (63 a. C.), se formó allí una colonia muy numerosa de ellos. De entre éstos se formó la primera comunidad cristiana por la predicación de Pedro. En el año 49, los judíos fueron expulsados de Roma, a causa de los disturbios que producían. Entonces Pedro también tuvo que irse; en el año 50 se halla en Jerusalén, de allí va a Antioquía y recorre al Asia Menor. Hacia el año 56 Nerón permitió la vuelta de los Judíos, y con ellos volvió Pedro de nuevo. Allí permaneció, con interrupciones, hasta su muerte. Siendo emperador Nerón fue apresado y encarcelado, quizá en la cárcel Mamertina. Mientras esperaba la hora de la muerte, convirtió a sus carceleros Proceso y Martiniano.
Fue clavado en la cruz, y por propio deseo, puesto con la cabeza hacia abajo, para diferenciarse así de su Maestro. Todo ello ocurrió en la colina vaticana, donde ahora se levanta la basílica de San Pedro.