Házte espacio para pensar,
porque en ello radica la verdadera fuerza del hombre.
Dedica tiempo para leer,
ya que es el fundamento de la sabiduría.
Házte espacio para orar,
porque la oración es el oxígeno del alma.
Házte espacio para amar y ser amado,
porque es un privilegio que Dios nos ha dado.
Sé amable,
porque ese es el camino hacia la felicidad.
Házte espacio para perdonar,
porque serás el más grande sobre la tierra.
Házte espacio para reír,
porque la risa es la música del alma.
Házte espacio para dar,
porque el día es demasiado corto para ser egoísta.
Concédenos, Dios mío,
que llegue a ser todo aquello
que Tú quieres de mí.